Twitter: @Hector_Esca
Dos conferencias de prensa, dos personajes distintos de un mismo gobierno que comparten un apellido. Un evento matutino y uno vespertino, ambos se han convertido en un espacio que diversos espectadores esperan todos los días. Por la mañana tenemos al presidente Andrés Manuel López Obrador y por la tarde al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
En la mañanera será probable encontrar datos poco claros, verdades a medias, algún insulto, lectura de una cita bíblica o cualquier sorpresa que pudiera ser inimaginable para un mandatario, que sin embargo hoy, ya no nos sorprende.
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En vespertina se presentan los datos duros y las cifras sobre el coronavirus, en términos reales podremos tener desacuerdos en las formas, pero es cierto que día a día se presenta información y se responden dudas con elementos técnicos. No podemos negar que es un ejercicio que ayuda a visualizar el tamaño de la pandemia en nuestro país, a pesar de las pifias.
En un mismo espacio, pero en diferentes momentos vemos a dos personajes sumamente distintos, sin embargo, cuando alguno de ellos entra a la arena del otro las cosas no salen bien. Si bien López Obrador dice no hablar de datos técnicos, pues según él se lo deja a los expertos, la realidad es que lo hace y mal. Peor aun cuando sus argumentos son de carácter religioso para explicar alguna idea, es incomprensible y ridículo.
Por su parte, López-Gatell debe centrarse en exponer la información técnica, no es casualidad que uno de sus más grandes errores fue cuando habló de la fuerza moral de su jefe, no debe subirse al juego de los dichos y la demagogia. No se puede vivir en ambos escenarios, porque su credibilidad se viene al piso cuando habla como lo que no es, un político.
Estas fue la declaración del subsecretario de salud #Gatell al cuestionarle sobre si AMLO debía someterse a la prueba del #COVID19mx covid ¿en serio? ??????https://t.co/tE0KFKfpRT
— Gluc (@GlucMx) March 16, 2020
Hoy tenemos dos shows al día, uno en la mañana que se ha convertido en un evento indescriptible que no tiene pies ni cabeza, con preguntas sembradas y personajes salidos de una tira cómica y otro por la tarde que intenta exponer temas técnicos ante la incertidumbre de la información que se contradice por momentos.
Los López del gobierno tienen nuestra atención por distintas razones, parece imposible que el actor vespertino pueda actuar con autonomía pues el matutino es su jefe y lleva mano, aunque no tenga razón. Así nuestra vida en la cuarentana, con los capítulos diarios de “nosotros los López” como fuente de información, es lo que hay.
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