Twitter: @Hector_Esca 

En días pasados se dio a conocer un informe por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional que hacía referencia a las incautaciones de droga en el primer trimestre del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los datos son simplemente increíbles.

El reporte señala que en tres meses de gobierno de la presente administración se incautaron 4 kilogramos de cocaína. En comparación durante el primer trimestre de gobierno de Enrique Peña Nieto se incautaron 1,331,332 kilogramos y en el de Felipe Calderón 1,469,199.

Es completamente irreal que en el mismo periodo de tiempo la diferencia sea tan abrumadora, no hay estrategia que sostenga la diferencia de datos.

No solo fue la cocaína la droga que mágicamente desapareció del país, de hecho, de goma de opio se incautó un kilo solamente y de la heroína fueron 5 kilos. Ante ese panorama la pregunta es, ¿en dónde quedó la droga que usualmente se incautaba? No es real que el narcotráfico termine por decreto como lo aseguró el presidente López Obrador, hoy no solo no hay idea de la estrategia contra la delincuencia, sino tampoco tenemos idea de lo que pasó con lo que dejaron de incautar.

Un cambio de administración no debe significar un retroceso en la transparencia.

No se debe sacrificar el supuesto combate a la corrupción por opacidad en la información. Hay una descoordinación entre las cifras que da el presidente y las de las instituciones. Por ejemplo, el mandatario insiste que los ejecutados han disminuido pero las cifras oficiales refieren que se ha tenido el primer bimestre más violento de la historia de México.

La inseguridad es el problema número para el país, todas las encuestan señalan es el  tema que más aqueja a los mexicanos.

Acabar con la inseguridad pasa irremediablemente por el combate al crimen organizado, no es por decreto ni hablando con las mamás de los delincuentes como se va a erradicar.  La Guardia Nacional deberá llegar con un plan estratégico para el combate del crimen, porque pronto los ciudadanos pediremos resultados.


El mensaje de la sociedad es claro, desean mayor seguridad. El Presidente debe tener en cuenta que la luna de miel, entre quienes lo eligieron y él, tiene un tiempo de caducidad. Los abrazos y las fotos que le piden hoy no serán para siempre. De hecho, en algunos momentos vemos como parte de la ciudadanía le que rinda cuentas.

López Obrador debe hablar con la verdad. Su gobierno tiene que presentar los datos reales sobre lo que pasa en el país, a pesar de que no sean buenos esos datos. Lo que menos deseamos es que se maquillen cifras o se oculte información, de eso se quejaban en el pasado los que hoy nos gobiernan.

Los ciudadanos votaron por un cambio de rumbo en la elección del año pasado, ese cambió prometió terminar por arte de magia con distintos retos. Hoy ellos gobiernan y parece que se dan cuenta que no era tan sencillo, sin embargo, con forme pasen los días dejará de ser posible echar la culpa al pasado. Las responsabilidades y las estrategias son ya de este gobierno, el resultado también será suyo, cualquiera que este sea.