Twitter:@sylvanalm
Exactamente en un mes estaremos despertando para abrir los regalos que Santa haya dejado debajo de nuestro árbol.
La llegada de un cachorro en Navidad es común. Tanto, que frecuentemente lo vemos en películas y comerciales.
Tristemente la estadística señala que hasta el 50% de todos los perros que se regalan en Navidad terminan en las calles o en un segundo hogar cuando el destino los favorece.
Si nuestros hijos quieren pedirle a Santa un perrito, o nosotros queremos regalar uno en estas fiestas, debemos pensarlo a conciencia.
Un perrito implica gastos adicionales y cambios en nuestra rutina de vida. Anualmente se calcula que una familia promedio gasta alrededor de $6000 pesos en alimento, vacunas, servicios de estética y accesorios. Esto sin considerar gastos médicos imprevistos o reparaciones en el hogar provocadas por las travesuras de los cachorros.
De igual forma, habrá que considerar que educarlos para que vayan al baño y se comporten toma tiempo, y en algunos casos dinero. Un entrenamiento puede llegar a costar hasta $20, 000 pesos, dependiendo del programa contratado.
También hay que considerar que posiblemente debamos modificar nuestro día a día, darnos un tiempo para alimentarlos, sacarlos al baño y jugar con ellos. Incluso considerarlos al planear cambios de casa o vacaciones.
El periodo de adaptación puede ser terrorífico al inicio: llanto nocturno, destrucción de muebles y paredes, accidentes de pipí y popó, y ladridos.
No quiero espantarlos, pero será mejor que consideren todo esto antes de mandarle la cartita a Santa, para que no terminen como cachorros abandonados a los pocos meses.
Y claro, ya de paso les recuerdo que siempre podrán encontrar un perrito en adopción. En los albergues hay cachorros, jóvenes y adultos, de todos tamaños y tipos. Su amor será incondicional, y Santa podrá dar dejar una enseñanza en esos niños que reciban a un perrito sin hogar en su casa.
¡Felices fiestas adelantadas! Y si después de leer esto, aún deciden regalar o pedir un perruno en Navidad, prepárense para dar o recibir el mejor regalo que les haya llegado en su vida.