No es ninguna novedad decir que el ser humano lleva bastante tiempo destruyendo la Tierra, a tal grado que estamos por entrar en una nueva época geológica: el Antropoceno, que se define por ser una era dominada por la actividad humana.
Pero que sucedería, como lo plantea el fotógrafo George Marazakis que ha documentado los silenciosos efectos de la contaminación y el cambio climático en los parajes de Grecia con una cámara Sony A7 , si los humanos, al mismo tiempo de ser parte de la destrucción, fueran también una cura, porque somos parte de ella, de la naturaleza. “Si los seres humanos son un producto de la naturaleza, entonces podemos decir que somos una enfermedad que ataca nuestro propio organismo”, plantea Marazakis en su ensayo fotográfico A Cure for Anthropocene.

Porque “al igual que un sistema inmunológico puede atacar a su propio cuerpo, como las enfermedades autoinmunes”. Entonces, “el movimiento ecológico no apunta a la salvación del planeta, sino a la salvación de la existencia humana en el planeta”. Aunque otro de sus objetivos, también era fotografiar paisajes alejados de esas terroríficas imágenes que los medios de comunicación han difundido a lo largo de los años. La degradación de la naturaleza a veces puede ser más sutil.
“Si la civilización humana es de hecho una enfermedad, entonces también puede ser la cura. Pero si la cura para la enfermedad del planeta no es la auto-restricción, resultará en un auto-exterminio. Después de todo, la salvación del planeta es un concepto diferente al de la salvación de la humanidad”, dice.








