Hace un par de semanas, en el distrito Sidi Gaber en Alejandría, a una profundidad de cinco metros, un grupo de expertos arqueólogos encontró un sarcófago de granito negro. El objeto estaba sellado. Se presumió que en los 2 mil años que estuvo enterrado ahí no fue abierto.

Pero ya lo abrieron. En redes sociales hubo quienes presionaron para que esto sucediera, mientras que otros pensaban -alarmantes- que abrir el sarcófago podría desatar una especie de maldición como ocurre en las películas.

Según el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mostafa Waziri, no había nada de qué preocuparse. “El sarcófago ha sido abierto, pero no nos ha caído ninguna maldición”, dijo a través de un comunicado a Egypt Today.

La realidad fue que lo primero que presenciaron los arqueólogos fue un olor insoportable que los obligó a abandonar el lugar. “Encontramos los huesos de tres personas, en lo que parece ser un entierro familiar… Desafortunadamente, las momias en su interior no estaban en las mejores condiciones y solo quedan los huesos“, señaló Waziri. Además, agregó que los ocupantes del sarcófago probablemente no eran miembros de la dinastía ptolemaica, como se esperaba.

Jens Notroff, un arqueólogo con sede en el Instituto Arqueológico de Alemania, admitió que se trataba de “un hallazgo emocionante”, pero sin ser algo fuera de lo común.

Imagen: Ministry of Antiquities/Facebook.

Imagen: Ministry of Antiquities/Facebook.Con información de BuzzFeed y Motherboard.